martes, 25 de octubre de 2011

Capitulo 71-74

Capitulo 71

Don Quijote iba hacia su aldea vencido, Sancho no tan alegre porque Altisidora no le había dado las camisas prometidas. Se sentía desgraciado pues no le habían pagado después de curar a Altisidora. Don Quijote prometió pagarle a Sancho por los azotes que se diera para desencantar a doña Dulcinea, recibiría 825 reales. Sancho dijo que esa misma noche empezaría azotándose. Entraron en unos árboles, dejaron vacías la silla y albarda de Rocinante y Rucio, se pusieron sobre la yerba. Sancho fue a fingir que se daba los azotes y dijo que merecía se le pagara medio real por cada uno; pero el muy vivo en vez de darse los azotes en la espalda se los daba a un árbol. Suspiraba y gemía para que don Quijote creyera en él. Don Quijote al oírlo le pedía que no se azotara mas, pero Sancho seguía. Al fin paró, se fueron a dormir, partieron al día siguiente y llegaron a un mesón don habían muchas pinturas en la pared. Sancho pensó que algún las aventuras de don Quijote y él andarían pintadas en todas la ventas y lugares. Conversaron un largo rato mientras Sancho usaba refranes y don Quijote lo regañaba por eso.

Capitulo 72

Estuvieron en el mesón y allí llegó un caminante a caballo, con 3 o 4 criados. El señor se llamaba Alvaro Tarfe, a quién don Quijote dijo reconocer en la II parte de su libro. Los dos se saludaron y según don Alvaro era gran amigo de don Quijote, pero este dijo que ese don Quijote que estaba viendo no se parecía al Quijote que él conocía. Sancho y don Quijote le aseguraron a don Alvaro que ellos eran los auténticos y pidieron al Alcalde que estaba allí que hiciera una declaración de esto. En la tarde salieron todos juntos para sus lugares de destino. Don Quijote y Sancho volvían a su aldea. Durmieron esa noche entre árboles para que Sancho continuara con los azotes que tenía que darse y librar así a doña Dulcinea del encantamiento. Después de levantarse continuaron caminando y vieron desde lejos la Aldea y se fueron a su pueblo.

Capitulo 73

Entraron al pueblo, dos jóvenes peleaban. Vieron una liebre huyendo y don Quijote pensaba que era Dulcinea encantada. Sancho pensaba que eran malos augurios; pero que él los hab{ia roto y no estaba bien pensar en ellos. Encontraron al Bachiller Carrasco, al cura y se abrazaron entre ellos. Los muchachos llamaban a la gente a que vieran a Rucio todo adornado y a Rocinante más flaco que nunca. Se fueron a la casa de don Quijote y se encontraron con el ama y la sobrina de él. También apareció Teresa Panza y Sanchica. Don Quijote le contó al cura y al bachiller la obligación que tenía de no salir del pueblo en un año ya que había sido vencido. Pensaba hacerse pastor, compraría ovejas y ganado. Dijo que entonces se llamaría el pastor Quijótiz; el bachiller sería pastor Carrascán, el cura el pastor Curiambro y Sancho el pastor Pancino. Así fue diciendo su nueva locura. Todos quedaron sorprendidos de Don Quijote y además dijo que ya tenía su pastora que era doña Dulcinea. Se despidieron de él y le dieron consejos como cuidar de su salud. El ama y la sobrina que oyeron la conversación no les parecía la idea de que don Quijote que estaba tan flaco ahora se convirtiera en pastor. Lo llevaron a la cama y le dieron de comer.

Capitulo 74

Don Quijote estaba muriendo, tenía melancolía, tuvo calentura por 6 días. A su lado siempre estaba Sancho. El bachiller trataba de alegrarlo hablándole de las tierras compradas para pastorear. El médico dijo que estaba mal, al fin don Quijote durmió por 6 horas. Se despertó gritando sobre las misericordias de Dios, lo que habían librado de la ignorancia de leer tantos libros de caballería. Dijo a la sobrina que llamaran a sus amigos y que deseaba hacer el testamento. Al verlos dijo: YA NO SOY DON QUIJOTE DE LA MANCHA, SINO ALONSO QUIJANO. También que no quería oir más tonterías de caballería. Pidió un confesor, todos creyeron que verdaderamente se moría y era Alonso Quijano el Bueno. Hizo el testamento y pidió que le dejaran a Sancho algún dinero, además dijo cosas buenas sobre él. Sancho no quería verlo morir vencido. La hacienda la dejó a la sobrina Antonia Quijano y pidió sse le pagara todo lo que le debía a su ama. Además que su sobrina se asegurara de no casarse con alguien que leyera libros de caballería, porque de lo contrario perdería la hacienda. Después de tres días de haber hecho el testamento murió.

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