sábado, 2 de abril de 2011

Capitulos 31-33

Capitulo 31
Sancho soñaba con los cuentos que le había hecho don Quijote de tener una insula, de riquezas y en compañía de doncellas y duquesas. Llegaron con los duques a la casa de ellos, se bajó la Duquesa y aparecieron las doncellas.
Todos hicieron elogios a los caballeros andantes y don Quijote se las creyó. Sancho dejó al Rucio y entró con la Duquesa y le dijo a una doncella que le pusiera el Rucio en una caballería. Esta no estaba de acuerdo , se enojó por el pedido de Sancho, tuvieron un altercado.
Al fin el Duque aseguró a Sancho que cuidaría de su asno. Las doncellas cuidaron de don Quijote, lo asearon y pusieron camiseras limpias aguantando la risa de verlo. Mientras tanto don Quijote le dio un sermón a Sancho de cómo comportarse-
Una vez listos llegaron 12 pajes para llevarlos a la cena, todo era con mucha cortesía hacia don Quijote que impresionaba a Sancho. Este quiso contar un cuento aunque don Quijote le había advertido que no dijera tonterías.
Al fin Sancho empezó un cuento diciendo muchos detalles, don Quijote quería callarlo pero la Duquesa le dijo que continuara. El cuento era sobre la discusión de un hidalgo y un labrador en cuanto en donde debían sentarse en la mesa, hasta que el hidalgo forz{ó al labrador a sentarse en el lugar que él dijo.
Ese cuento con grandes detalles le pareció apropiado a Sancho contarlo allí pues había sucedido algo similar en la casa del Duque a la hora de la cena. Don Quijote se puso de mil colores, todos tenían risa, la Duquesa cambió de tema preguntando por doña Dulcinea.
Don Quijote dijo que seguía encantada, convertida en labradora por un encantador, estaba fea. Al oir los cuentos de encantamiento de doña Dulcinea, un eclesiástico que estaba en la casa del Duque se dio cuenta de que ese era don Quijote y seguía con sus locuras.
El eclesiástico dio un regaño a don Quijote por andar con tantas tonterías y sandeces, lo mándó de vuelta a casa, lo reprendió por hablar tantas boberías de caballeros andantes, dulcineas encantadas y otras cosas más.

Capitulo 32
Don Quijote temblaba de rabia por lo que le había dicho el clérigo, estaba bien enojado. Se defendía de las ofensas y justificaba la caballería. Los asistentes reforzaban sus locuras, pero el clérigo no quería seguir con ese juego.
Seguían los intercambios entre el _Duque y don Quijote, Sancho diciendo historias que causaban risa en la Duquesa. En medio de todo eso una doncella inició una ceremonia lavando la barba a don Quijote, lo enjabonó montones, lo dejó así y fueron luego por agua y todos se morían de risa de verlo.
El Duque para seguir el juego también ordenó que lavaran sus barbas, pero le dijo a la doncella que cuidado lo dejaba enjabonado. Sancho pensaba que esta era una ceremonia especial y que a lo mejor también a el le lavarían las barbas.
La duquesa pidió a don Quijote describir a doña Dulcinea, el habló de su belleza y sus cualidades pero también dijo que ahora estaba encantada. Que un encantador la hab{ía convertido en una labradora fea y tosca.
La Duquesa, después de oir las descripciones de doña Dulcinea dijo a don Quijote que eso parecía producto de la imaginaci{ón de don Quijote, El Duque no le sonaba el linaje de doña Dulcinea. Al fin dijeron que creerían en que doña Dulcinea existía.
Don Quijote siguió defendiendo el linaje de doña Dulcinea contra las historias de Sancho de que era una labradora y como la encontró en el campo trabajando. Dijo que todo se debía a las simplicidades y lo gracioso que era Sancho.
En medio de esa discusión oyeron un griterío que eran gente de la cocina con sartenes y otras cosas que deseaban lavar las barbas de Sancho. Al preguntarles la Duquesa lo que pasaba ellos dijeron que Sancho no quería dejarse lavar las barbas como era la usanza.
Sancho dijo que sí quería pero con toallas limpias y buen jab{ón. Dijo –Sancho también que le daría un puñetazo a quien lo obligara a lavarse sus barbas, tenia mucha cólera y provocaba la risa de la Duquesa.
Don Quijote salió en defensa de Sancho, hablando de su limpieza y pidiendo lo dejaran en paz, también la Duquesa hizo lo mismo y todos se fueron. Sancho agradeció a la Duquesa con gran cortesía. Se fueron a hacer una siesta, pero la Duquesa le pidió a Sancho que la acompañara a ella y a las doncellas a pasar la tarde en una sala fresca.
Capitulo 33
Sancho se sentó junto con la duquesa y las doncellas en una sala pues la Duquesa quería saber todo de doña Dulcinea, la carta que le envió don Quijote y que Sancho no la entregó, lo del encantamiento y otras cosas.
Sancho se puso a hablar y dijo que don Quijote era un loco de remate, que él le hacía creer a don Quijote que entendía lo de los encantamientos y otras cosas. La Duquesa pensó que si don Quijote era un loco y Sancho lo seguía pues Sancho estaba tan loco como don Quijote.
Sancho seguía hablando usando muchos refranes y dichos , pidiendo acerca de la insula prometida y en ser Gobernador. La Duquesa le aseguró que tendría su Insula y éste prometió que ayudaría a los pobres y sería un buen gobernador.
Sancho también le contó a la Duquesa la historia de Dulcinea en la cueva de Montesinos, sigueron discutiendo acerca de si los encantamientos eran verdad o no. Finalmente Sancho se fue a descansar no sin haber provocado muchas risas en todas por sus cuentos. Pidió que le protegieran a su Ruscio y que se le llevaría con el cuando estuviera en el gobierno de la insula, lo cual provocó la risa de la Duquesa.

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